jueves, 1 de octubre de 2009

Conservación de la Cantidad

Piaget descubrió que los niños a partir de los 6 años, generalmente, es cuando poseen una conservación de la cantidad por medio de procesos mentales más refinados (etapa pre-operacional del desarrollo infantil) que los de antes de los 6 años (etapa sensorial del desarrollo infantil).

Esto llevado a la práctica se traduce en lo siguiente:
- Coge a un niño de menos de 6 años y enséñale dos vasos iguales llenos de zumo al mismo nivel.
- Pregúntale que vaso tiene más zumo. El te mirara como si fueras tonto, pero te responderá que tienen la misma cantidad de zumo.
- Luego vierte el contenido de los vasos delante del niño en otro vaso más largo, de manera que la altura del zumo del nuevo vaso sea mayor que la del viejo.
- Pregúntale que vaso tiene más zumo. Te dirá que es el nuevo vaso el que tiene más zumo.

Otro ejemplo sin utilizar fluidos:
- Coloca dos hileras de 8 fichas distanciadas por igual unas de otras pero utilizando fichas de un color para la primera hilera y de otro para la segunda.
- Pregúntale que hilera tiene más fichas. El te mirara como si fueras tonto, pero te responderá que tienen la misma cantidad de fichas (esto me suena).
- Ahora prueba a distanciar más unas fichas de otras en una de las hileras o a acortar su distancia delante de sus ojos y pregúntale de nuevo.
- Te dirá que la hilera con más fichas es la que las tiene más distantes.

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Para saber más podéis consultar:
- Psicologicamentehablando: Las etapas de Piaget
- Psicologicamentehablando: Teoría de la Conservación
- Youtube: Evaluación de Conservación. Piaget.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Insecto y termometro: el grillo.

Esto, os parecerá desconcertante, pero los chirridos del grillo varían según la temperatura ambiente, de tal forma que hay una formulo matemática para saber esta a partir de estos chirridos.
Temperatura del aire ºC = (Número de cantos por minuto/5) - 9

Sí alguno la pone en práctica ya nos contara, porque yo desde mi quinto piso no oigo ni grillos ni grillas.

martes, 29 de septiembre de 2009

La empatía animal I

El 16 de agosto de 1996 en el zoo Brookfield de Chicago ocurrió un estremecedor accidente e impactante suceso que fue incluso añadido a esos discursos tan épicos que les gusta dar a los políticos.

Concretamente un niño de tres años cayó desde una altura de más de cinco metros al interior de un reciento de primates del susodicho zoo. Entonces, y para asombro de todos, una gorila llamada Binti Jua al vez el accidente fue a socorrer al muchacho: lo tomo en sus brazos, fue a sentarse en un tronco sobre una corriente de agua, acuno en sus brazos al niño y le dio unos golpecitos suaves para ver si reaccionaba, y una vez comprobó que estaba a salvo se lo entrego a los cuidadores del zoo.

Es curioso, decía Frans de Waal, como cuando un animal hace algo “noble” se le trata de muy humano y cuando un hombre hace algo “malo” de animal, cuando debería ser al revés. Los simios y gran cantidad de animales sienten una empatía natural no solo hacía su propia especie, sino también para con otros seres vivos.

Ojala hundamos a Michael Ghiselin y su “Rasga la piel de un altruista y veras sangrar a un hipócrita”.

Kellog's ALL-BRAN Chocolate

Hasta hoy, mis preciados lectores, ya tenía pensado cómo hacer una crítica a los Kellog’s ALL-BRAN Chocolate que me compre la semana pasada… hasta hoy… día que ha sucedido algo muy desconcertante. Empezar por el final sería más fácil, pero es necesario que conozcáis que paso en mis desayunos y cenas hasta hoy:

Ya os conté que yo ante no era de tomar cereales, hasta que llego la envidia [Special K Chocolate de Kellog's]. Desde ese trágico día mi leche desnatada Puleva (si, recibo comisión por decirlo, ¿Qué os pensabais, picarones?) se vierte en tazón en vez de en vaso. Ya sabéis mi incorrecto modus operandi: coger tazón, verter leche, calentar en microondas y echar cereales.
Recuerdo que cuando compre la caja de ALL- BRAN en el Opencort lo hice en primer lugar por no repetir Special K, y en segundo porque no había mucho donde elegir. Al llegar a casa con las bolsas de la compra ya era la hora de cenar, así que mientras se calentaba la leche yo fui inspeccionando la caja de los cereales. Nada que decir al respecto. A los tres minutos y ayudado de dos manoplas saco el tazón hirviente, abro la caja, saco la bolsa, abro la bolsa, mete la mano, saco un puñado, dejo caer el puñado, meto la mano y… ¿¡Qué coño!? ¡Se habían hundido al instante esas malditas almohadillas chocolateadas!
Esto en un principio me pareció una rotunda mierda, hasta que vi su utilidad: con cucharadas más llenas de leche que de cereal se acaban ambos productos casi a la vez, y eso me agrada.
También he de decir que al principio el sabor no me gustaba mucho, pero con leche calentita se vuelve agradable.

Todo esto era lo que tenía pensado contar hasta que hoy mismo me quede sin leche y no quería salir a comprar. Furtivamente eche mano de la de mi compañero de piso provisional, que es una leche también de Puleva con soja y sin colesterol (cuanto más nombre la marca más libros puedo comprarme). Una vez repetí el procedimiento de siempre y me dispuse a echar los últimos cereales de la bolsa mis ojos se pusieron como platos al ver que estos… ¡No se hundían! ¿Qué pasa aquí con la soja? ¿Eh? ¿Eh?

Estoy seguro de que algún físico o avispado me diría algo de la densidad del fluido y el objeto sumergido… la cuestión es que a mí me sorprendió, leches, nunca mejor dicho, y punto.

VALORACIÓN: 7’5

lunes, 28 de septiembre de 2009

El Miedo I

Que malo puede ser el miedo…
En 1903 un tipo alarmado grito “¡Fuego!• cuando comenzó el incendio del teatro Iroquois de Chicago. Eddie Foy, cómico que se encontraba en el escenario, intento tranquilizar al público diciéndoles que no se pusieran nerviosos. El pánico se adueño de todos. En los 10 minutos que tardaron en llegar los bomberos y apagar de inmediato las llamas murieron más de 500 personas, la mayoría pisoteada o asfixiada por la masa de gente que intentaba salir del lugar. Muchos de los rostros tenían marcas de tacones (Brown, 1965)

Ciertamente, el miedo puede hacer que las personas se vuelvan seres mecánicos que solo se centran en sobrevivir a toda costa. No obstante, el miedo no tiene porque ser malo… muchas veces el miedo actúa como adaptativo o preventor: tener miedo al dolor hace que evitemos el dolor, o, tener miedo al castigo evita que dañemos o perjudiquemos a los demás.

Esperanzas en la crisis II

Continuo el apartado de mis esperanzas en la crisis, que podéis comenzar a leer pulsando aquí, con un cuento que esperanzara a los mas desesperanzados, valga la redundancia. Es un cuento, como no, de ese librito recopilatorio de parábolas, cuentos, historias breves, etc. Llamado “La culpa es de la vaca” que consigue transmitirnos un mensaje muy esperanzador. Toca leer:

Un sabio maestro paseaba por el bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de conocer lugares y personas, y sobre las oportunidades de aprendizaje que nos brindan estas experiencias.

La casa era de madera y sus habitantes, una pareja y sus tres hijos, vestían ropas sucias y rasgadas, y estaban descalzos. El maestro se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia, y le dijo:
— En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir?

El hombre respondió calmadamente:
— Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Parte de la leche la vendemos o la cambiamos por otros alimentos en la ciudad vecina, y con la restante elaboramos queso, cuajada y otros productos para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información y contempló el lugar por un momento, antes de despedirse y partir. A mitad de camino le ordenó a su fiel discípulo:
— ¡Busca la vaquita, llévala al precipicio y empújala!

El joven lo miró espantado y le replicó que ese animal era el medio de subsistencia de la familia. Como percibió el silencio absoluto del maestro, cumplió la orden: empujó a la vaquita al barranco, y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en su memoria.

Un día, el discípulo resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar para contarle la verdad a la familia y pedirle perdón. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba veía todo muy bonito, diferente de como lo recordaba. Se sintió triste, imaginando que aquella humilde familia había debido vender su terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y, al llegar, fue recibido por un señor muy simpático, al cual preguntó por las personas que vivían en ese lugar cuatro años atrás. El hombre le respondió que allí seguían. Sobrecogido, el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que había visitado algunos años antes con el maestro.

Elogió el lugar y le preguntó al señor, el dueño de la vaquita:
— ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?

Emocionado, el hombre le respondió:
—Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos; así alcanzamos el éxito que sus ojos ven ahora.

Esta es la realidad de lo que se ha llamado zona
de confort. Estamos tan conformes con el estado
de cosas que nos rodea que no desarrollamos otras
posibilidades. Sólo necesitamos un evento sorpresivo
para darnos cuenta de que la seguridad puede
ser nuestra peor consejera y de que nos impide
ver el horizonte.

"Empuja la vaquita", de "La culpa es de la vaca" de Jaime Lopera y Marta Inés.

Esperanzas en la crisis I

Hoy en día dentro del territorio español es común ver a gente poniendo la excusa de que hay crisis para no gastar o dar dinero, que no tienen empleo porque hay crisis, que la crisis esto y aquello la muy hija de puta, etc. No obstante… a lo mejor la crisis no es tan mala… puede ser una oportunidad de cambio.

España era una sociedad con buena posición económica hace unos cuantos años, pero no estable: la construcción y el turismo. Con la crisis de la construcción ha bajado el turismo, por lo que nos han matado a los dos pájaros de un tiro. Los precios bajan, los salarios bajan, la gente compra menos, las fabricas producen menos y necesitan a menos gente… es todo un circulo vicioso.
Las rebajas llegan antes, cierran empresas, liquidaciones, chollos y gangas a la orden del día. Si tan solo cuando teníamos algo de fama y pasta hubiéramos invertido en cosas estables como el I+D que potenciaría la industria española… ains, Señor… No quiero detenerme más en esta perorata, porque es nuestro día a día. Eso si, os dejo tras esta breve introducción con tres alentadoras citas celebres:

En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra.
Eugenio Trias

En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte.
Honoré de Balzac

En tiempos de crisis la imaginación es más efectiva que el intelecto.
Albert Einstein

2º Vía, Subordinación de Causas

Es curioso como algunas cosas sin mucha relevancia para nosotros hoy en día iniciaron en su época cadenas de sucesos que acabaron en trágicas consecuencia o repercuten a nuestros tiempos, como por ejemplo el ancho de una nave espacial o sus cohetes, que se ve condicionado por el ancho de los túneles del ferrocarril, que se ve condicionado por el ancho de los trenes, que se ve condicionado por el ancho de los carros, que se ve condicionado por las marcas romanas de las ruedas de los carros en las calzadas, que se ve condicionado por la distancia entre no-se-que-partes del caballo.

El ejemplo que viene a continuación es aun, si cabe, más espeluznante que el anterior:

Érase una vez San Agustín de Hipona reflexionando sobre la felicidad con los monjes y se topo con una paradoja: “¿Si Dios existe y todo es obra suya, una obra perfecta, por qué también existe el mal? ¿Acaso Dios es malo?” Ya diría Albert Einstein que el mal es la ausencia de Dios, al igual que la oscuridad la de luz y el frió de calor; pero por la época el filosofo pensó, apoyado en una parte del Antiguo Testamento donde Él dice “Yo soy el que soy” a Moisés, que todo era contingencia de Dios, pero que no todo era Dios, pues Dios es él que es. Por tanto todo lo que hay y sucede en el mundo es obra de Dios, aunque no sea Dios en si mismo.

Entonces llego muy chulo Santo Tomas de Aquino, que en su época ocupaba todas las revistas sensacionalistas católicas, y dijo que eso no era así, pues el Diablo, Lucifer, Satanás, Belcebú, Mercedes Milá, y como os guste llamarle, también tomaba parte de lo que sucedía en el mundo. Esto ocurrió en el siglo XVII y el pensamiento de Santo Tomas se impuso sobre el resto en toda la doctrina católica.

Antes de esto pero al hilo, en el siglo XV dos aburridos dominicos alemanes llamado Heinrich Kramer y James Sprenger escribieron un librillo sin importancia llamado “Malleus Maleficarum” (“El Martillo de las Brujas”). El libraco en cuestión decía o especulaba de una secta mundial de brujas, como identificarlas y castigarlas. Casualmente, en esos tiempos era el pensamiento de San Agustín el regente.

No obstante con el cambio ideológico y gracias a en el siglo XV haberse encargado Gutenberg y su maquina de fotocopias de difundir un tanto el tocho de las brujas este comenzó a popularizarse a nivel masivo, y no principalmente en la Iglesia, sino en el pueblo. Como resultado las curanderas o mujeres con trastornos de conducta ya no eran obra de Dios, sino de Satán, y por eso debían ser exterminadas.

Las mujeres que guardaban el conocimiento medico (de las plantas, sobretodo), adquirido por medio de la acumulación de experiencia desde la prehistoria de la especialización de la mujer en determinados conocimientos como el parto, debían ocultarlo para poder sobrevivir mientras se formaba la clásica imagen que tenemos de la bruja: mujer fea y malvada que hace pócimas y tratos con el diablo, va a lomos de un cabrón o en una escoba, y se reúne en aquelarres para darle el beso oscuro u ósculo infame a Belcebú para que luego este se las trajine.

Entre los años 1450 y 1750, más de 110.000 mujeres fueron procesadas y 60.000 ejecutadas solo en Europa.

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Para saber más:
- Por qué somos como somos, Eduard Punset.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Algodonosa, la oveja estudiosa.

Dios mío… hay que ver cómo está el sistema educativo español. Fíjense del ejemplo de la célebre e ilustre Algodonosa, oveja merina de buena casta que acaba este año de completar sus estudios de ESO.

Si, es cierto, la costo, pero lo hizo. Aun la veo en su pupitre en primero haciendo su “beeeee” vibrante tan entrañable. Que frustración para ella cuando suspendió todo su primer año. No obstante, la ilusiono saber que no podía repetir más de una vez en el mismo ciclo, es decir: paso al siguiente año primero y segundo a la fuerza. Tenía un brillo especial en los ojos cuando lo logro, el brillo del orgullo de haberse esforzado para lograrlo.

En tercero ciertamente se llevo un batacazo y repitió. Aun así gracias a la regla anterior paso a cuarto grácilmente, época en la que ante un pequeño catarro causo que sus “beeee” pasaran a “baaaa” y ante tal muestra de haber progresado en sus estudios el profesorado no tuvo más remedio que otorgar el graduado ESO a la gran Algodonosa.

Este caso repercutió tanto en los medios de comunicación que no pude evitar dirigirme a los verdes campos de Castilla la Mancha a preguntar a la mismísima Algodonosa cuales eran sus planes de futuro. Entre “beeee” y “baaaa” sobreentendí que estaba pensando iniciar el bachillerato de Ciencias de la Salud poniendo su fe en poder catear 4, 5, 6 o Dios sabe ya cuantas y aun así poder pasar a segundo.

Otro gran logro para la oveja sobre el hombre.

Este relato debo agradecérselo a mi profesor de latín Ángel Arceo. Yo solo soy un 8% del relato, la forma, y él es el 92%, el fondo.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Refranero puñetero: tetas

Los refranes son un tema apasionante por dos razones: 1)Representan la sabiduría popular, y como la sabiduría popular es muy variada da lugar a la contradicción, la paradoja, algo muy humano; y 2)Los refranes son fácilmente memorizados debido a su brevedad y rima, que es uno de los tantos trucos de manipulación verbal. Encima, si le sumamos el efecto “se lleva diciendo de toda la vida” o “todo el mundo sabe que es así” se produce un efecto psicológico muy manipulador de generalización (porque no lo dudéis, el hombre tiende a seguir a la mayoría).

Hoy el tema que nos concierne son las tetas, esos montículos cárnicos preferentemente femeninos y rematados en un pezoncillo de donde los bebes extraen su sustento vital y los adolescentes desean hacerlo. Y si es que ya se sabe que “tiran mas dos tetas que dos carretas”. La pregunta es… ¿Qué tetas tiran mas exactamente? Las grandes, las pequeñas, las redondas y firmes, las caídas, las tipo pera… ¿Cuál?
No os preocupéis, ¡Tenemos el refranero popular para solucionarnos la duda! Veamos que dice… tetas… tetas… tetas… ah, ya encontré algo al respecto:

Teta que mano no cubre, no es teta, sino ubre.

¡Hostia! Claro que sí. Esas tetas gigantes e inabarcables de Yola Berrocal son ubres, tiene sentido. Oh, pero esperad, que aquí hay otra referencia…

Teta que cubre mano, no es teta, sino grano.

¡Anda! Esto lo jodio todo… ya decía mi profesora de filosofía en bachillerato que dos cosas contrarias no pueden ser verdad al mismo tiempo, principio de no contradicción.

Ante esta confusión no os preocupéis, porque vamos a resolver el dilema recurriendo a Aristóteles: “La virtud es el punto medio entre dos vicios opuestos: el vicio del exceso y el vicio del defecto”. Aquí tenemos la respuesta: una teta es lo que está a medio camino entre un grano y una ubre. ¡Solucionado!

Comunicación no verbal II

Flora Davis como americana periodista dotada de una insaciable curiosidad en 1971 publico por primera vez un divulgativo libro llamado “Comunicación no verbal” que se describe él solo.

Si nos vamos al capítulo 3 de este interesante librillo leeremos de titulo “Comportamientos durante el galanteo”. Esto puede chocar y debería chocar… “galanteo”. Hay que ver qué manera más cortes de expresarse tenían en los 70’s. Si yo hoy en día hubiera escrito este libro bautizaría el capitulo como “Posturas o maneras a la hora de ligar o flirtear”.

A continuación os deleitare con unas pocas e interesantes líneas que son en parte aplicables a hoy en día y en parte una muestra de la sociedad americana de los años 70:
“Una mujer, por ejemplo, se hace súbitamente hermosa cuando una respuesta emocional, como la atracción sexual, desencadena cambios sutiles en su organismo. En su fría manera de expresarse, los especialistas en cinesis definen este delicioso fenómeno como la entrada en un estado de fuerte predisposición al galanteo.
En parte, esta disposición se traduce en una más tensa inflexión muscular: los músculos se comprimen respondiendo a un toque de atención, de manera que todo el cuerpo se pone alerta. En el rostro, líneas que antes eran flácidas dejan de serlo, e incluso las ojeras tienden a desaparecer. La mirada brilla, la piel se colorea o se torna mas pálida y el labio inferior se hace mas pronunciado. La persona que generalmente descuida su postura suele enderezarse, disminuye prodigiosamente el vientre prominente y los músculos de las piernas se ponen tensos, efecto este ultimo que a menudo se remeda en las fotos provocativas. También puede alterarse el olor del cuerpo, y algunas mujeres afirman que se modifica la textura de su cabello. Lo extraordinario es que una persona puede reaccionar de todas estas maneras y no tener conciencia de ella.
La pareja al borde del galanteo también suele ocuparse de su arreglo personal: las mujeres juguetean con el cabello o se arreglan por encima de la ropa; el hombre se pasa la mano por el cabello, se estira los calcetines o manosea la corbata. Por lo general, son gestos mecánicos que se hacen automáticamente y casi inconscientemente.”

Superar prejuicios

Me acuerdo de que la primera vez que comí un kebab junto a mis amigos antes de disfrutar todos juntos de una sesión de cyber fue también la primera vez que mis padres me insinuaron que había comido carne de rata o Dios sabe que. Yo, totalmente seducido por el sabor de este nuevo bocadillo hindú-persa e ignorando sus comentarios, les inste a probarlo y, como era de esperar, rechazaron tal invitación.
Más tarde para mí la afición de comer, merendar o cenar un kebab los días que mi cuadrilla bajaba a jugar al cyber se convirtió casi en una exquisita rutina que he ido perdiendo. Esto también me trae a la cabeza mi época de estudiante de secundaria donde conocí a una jovenzuela llamada Jeenous de origen castellano-alemán-canadiense-persa, podríamos decir. Sus padres persas, más bien su madre para el caso, solían preparar de cena el kebab persa, que estriba su diferencia en el clásico hindú en que no es un bocadillo, sino un plato donde se presentan los elementos que en el hindú estarían dentro del pan (seguro que lo habéis visto). A mis compañeros de biología y a mí este hecho de poder cenar kebab usualmente nos fascino, e, incluso, la pedíamos que nos trajera una muestra en una tartera (¡Tupperware!).

La primera vez que comí en un chino fue por el cumpleaños de un amigo de, podríamos decir, la infancia. En primera instancia había tantos platos desconocidos que me guie mas por consejos del resto de comensales que otra cosa. Este primer acercamiento fue en principio algo desagradable, pues salvo por el pollo agridulce, la ternera a la noseque y el arroz el resto de platos eran básicamente verdura, alimento que no me gusta ni una pizca. Para colmo, al llegar a casa me encontré a mis padres insinuando que había comido carne de gato o perro.
Sigue sin gustarme nada la verdura, por eso jamás he vuelto a pedir un rollito de primavera, pero ahora el chino me gusta más. La segunda vez que acudí a estos restaurantes y vez desencadenante de mi gusto por este género culinario fue ya en Madrid y porque era el sitio más barato y próximo donde comer a la vuelta, creo, de un día de piscina.

Cuando en mi pequeña ciudad natal que para algunos podría asemejarse casi a un pueblo descubrí la existencia de un único y singular restaurante japonés no pude dejar de sentirme tentado durante semanas cada vez que pasaba frente al esquinero y disimulado edificio. Un buen día me decidí, pero como por la época despreciaba el pescado (cosa que ahora degusto bastante) y los precios eran exorbitantes pedí unas simples alas de pollo medio acobardado. Por cierto, mis padres opinaron que estaba loco.
Mi segundo contacto con un japonés fue tan revelador como el segundo contacto con el chino. Ya había superado mi asuntillo con los peces y mi única limitación degustativa era la verdura, así que puede disfrutar bastante de una cena en un pequeño restaurante de barra giratoria japonesa cerca de Gran Vía varias veces donde pude disfrutar, al fin, del pescado crudo. Cada vez que he ido, desde entonces, me he atrevido a probar cosas más extrañas para nuestra cultura, hasta, finalmente, de una maldita vez en otro restaurante de barra giratoria cercano también a Gran Vía he saboreado el ramen (de ternera concretamente). Tengo ganas de volver a probar más platos exóticos.

Nunca he ido a un italiano estrictamente, ya que de pequeño tampoco me iba mucho la pasta (tengo pinta de mal comedor), aunque ahora ya comienza a deleitarme su sabor y formas de presentación tan variopintas. Una vez, si es cierto, que estuve en una pizzería italiana (no un Telepizza) y pude probar como eran de verdad estos círculos de masa y condimentos. Tengo como futuro objetivo poder comer un risotto de entrante, una porción de lasaña o canelones de segundo y un panna cotta de postre acompañado de mi nueva cuadrilla o pareja… ¿O quizá mis padres?

Al hilo de todo esto también podríamos hablar de las bebidas, copas, cocteles y refrescos. Recuerdo ahora mismo esa sensación de cuando te presentan en la disco o donde sea una nueva mezcla y tú con miedo confías en esas palabras de ánimo y seguridad que te transmite tu amigo para que bebas, y bebes. La gente tiene un enorme poder de convicción cuando quiere hacernos probar nuevas bebidas simplemente con decir que esta muy rica, te pone las pilas o lo que venga al caso. Sería difícil hacer un repaso de bebidas de tantos lugares que ingerimos al día… no se… se me viene a la mente el café colombiano del desayuno, la CocaCola (no me pagan por este ejemplo) americana del mediodía, el te hindú, chino o ingles de la merienda, etc.

Para concluir y retomando el hilo principal, tampoco he tenido la ocasión de poder pisar un mexicano, un tailandés, un restaurante vasco (echo de menos el marmitako), un restaurante francés, y muchos otros. Pero tened por seguro que una vez hemos superado el prejuicio de que la comida de donde uno nace es la mejor se abre un abanico de sabores y texturas impresionantes e infinitos. No hay que tener miedo a la innovación, a experimentar, a probar cosas, a conocer y descubrir (y esto no se restringe solo a la cocina). Hay que relacionarse y saber de otras culturas, otros pensamientos, otras maneras de ver la vida y olvidarse de que somos el ombligo del mundo, abrir los ojos, ver que entre los hombres somos insignificantes, entre la fauna somos inapreciables, y entre el universo somos una mota o como recordaba Punset de cierto doctor: “la última gota de la última ola del universo”.

Buen provecho.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Manipulación verbal

Ya se sabe que lo importante no es lo que se dice cuando queremos convencer, sino como se dice...

Existe un poderosísimo disolvente químico que tiene las siguientes propiedades: empleado en dosis mínimas (menos de un centímetro cúbico) puede dañar un electrodoméstico de un modo irreversible; se evapora a temperatura ambiente y se difunde silenciosamente por el aire de la casa; se ha localizado en el 99 por ciento de las células tumorales; se usa en las centrales nucleares y en las industrias de armas químicas; es necesario para la produccion de armas bacteriológicas; se distribuye en las bases militares de la OTAN mediante conductos subterraneos ramificados y complejos, de cuyo control se ocupan ciertos organismos estatales; cuando lo absorve el cuerpo humano pasa a la placenta y se filtra por la leche materna; a temperaturas elevadas produce quemaduras. Finalmente, y éste es el dato trascendental, hay más de veinte multinacionales de la alimenación que emplean todavía hoy esta sustancia química en la preparación de productos dulces destinados a la infancia.

El agua.

Los bienes males...

Todas las cosas que deben ser son bienes,
los males son cosas que deben ser,
luego, los males son bienes.

Seudosilogismo.

Agua y Sal

Beber aplaca la sed,
la sal da ganas de beber,
luego, la sal aplaca la sed.


Seudosilogismo.

martes, 22 de septiembre de 2009

El árbol de manzanas

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope y el le daba sombra. El amaba al árbol y el árbol amaba al niño.

Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol.

Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:
"¿Vienes a jugar conmigo?" pero el muchacho contestó "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos".
"Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes".
El muchacho se sintió muy feliz.
Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz.
Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.

Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
"¿Vienes a jugar conmigo?"
"No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?"...
" Lo siento, pero no tengo una casa, pero...tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa".
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.

Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. "Vienes a jugar conmigo? le preguntó el árbol. El hombre contestó "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.

Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte ni siquiera manzanas". El hombre replicó "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar...Por ahora ya estoy viejo".
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, "Realmente no puedo darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces muertas". Y el hombre contestó: "Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años". "Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa".
El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas.

Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá...
Cuando crecemos los dejamos .....sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas... No importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. Tú puedes pensar que el muchacho es cruel contra el árbol, pero es así como nosotros tratamos a nuestros padres...
Valoremos a nuestros padres mientras los tengamos a nuestro lado y si ya no están, que la llama de su amor viva por siempre en tu corazón y su recuerdo te dé fuerza cuando estás cansado...

"La Culpa es de la Vaca", Jaime Lopera y Marta Inés.

La culpa es de la vaca

Se estaba promoviendo la exportación de artículos colombianos de cuero a Estados Unidos, y un investigador de la firma Monitor decidió entrevistar a los representantes de dos mil almacenes en Colombia para realizar una de las mayores compras de cuero de la indsutria. La conclusión de la encuesta fue determinante: los precios de tales productos son altos, y la calidad muy baja.

El investigador se dirigió entonces a los fabricantes para preguntarles sobre esta conclusión. Recibió esta respuesta: no es culpa nuestra; las curtiembres tienen una tarifa arancelaria de protección de quince por ciento para impedir la entrada de cueros argentinos.

A continuación, le preguntó a los propietarios de las curtiembres, y ellos contestaron: no es culpa nuestra; el problema radica en los mataderos, porque sacan cueros de mala calidad. Como la venta de carne les reporta mayores ganancias con menor esfuerzo, los cueros les importan muy poco.

Entonces el investigador, armado de toda su paciencia, se fue a un matadero. Allí le dijeron: no es culpa nuestra; el problema es que los ganaderos gastan muy poco en venenos contra las garrapatas y además marcan por todas partes a las reses para evitar que se las roben, prácticas que destruyen los cueros.

Finalmente, el investigador decidió visitar a los ganaderos. Ellos también dijeron: no es culpa nuestra; esas estúpidas vacas se restriegan contra los alambres de púas para aliviarse de las picaduras.

La conclusión del consultor extranjero fue muy simple: los productores colombianos de carteras de cuero no pueden competir en el mercado de Estados Unidos “¡porque sus vacas son estúpidas!”

"La Culpa es de la Vaca", de Jaime Lopera y Marta Inés

Dar y perder la vida

Hace muchos años,cuando trabajaba como voluntario en un hospital ,conocí a una niñita llamada Liz, que sufría de una extraña enfermedad.Su única oportunidad de recuperarse era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años,quién había sobrevivido a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.

El doctor explicó la situación al hermano de la niña ,y le preguntó si estaría dispuesto a darle su sangre.Yo
lo vi dudar por un momento antes de tomar un gran suspiro y decir:"Sí,lo haré si eso salva a Liz".

Mientras la transfusión se hacia,él estaba acostado en su cama al lado de la de su hermana,muy sonriente mientras nosotros los asistíamos y veíamos regresar el color a las mejillas de la niña.De pronto el pequeño se puso pálido y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: "¿A quñe hora empezaré a morir?".

No había comprendido al doctor: pensaba que tendría que darle toda su sangre a su hermana. Y aún asi había aceptado.

Contribución de Sebastian Núñez y Lucía Posada a "La culpa es de la Vaca" de Jaime Lopera y Marta Inés.

El perrito cojo

El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que decía: "Cachorritos en venta".
Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando: "¿Cuál es el precio de los perritos?"
El dueño contestó: "Entre $30 y $50". El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas: "Sólo tengo $2.37... ¿puedo verlos?". El hombre sonrió y silbó.

De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba. "¿Qué le pasa a ese perrito?", preguntó. El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida. El niñito se emocionó mucho y exclamó: "¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!".

Y el hombre replicó:
"No, tú no vas a comprar ese cachorro. Si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo". Y el niñito se disgustó y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: "Yo no quiero que usted me lo regale. Él vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo".
El hombre contestó: "Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos".
El niñito se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo: "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".
El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas... sonrió y dijo: "Hijo, sólo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú".

En la vida no importa quién eres, sino que alguien te aprecie por lo que eres, y te acepte y te ame incondicionalmente.

Un verdadero amigo es aquél que llega cuando el resto del mundo se ha ido.

Contribución de Carlos Vizcaya a "La Culpa es de la Vaca" de Jaime Lopera y Marta Inés.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Special K chocolate de Kellog’s

Usualmente no soy una de esas personas que desayuna un tazón de leche, Colacao, Nesquik (esto me recuerda a mi tierna infancia) u otras disoluciones con cereales. Es más, hasta hace solo unos días mi desayuno incluía un vaso de leche, un sándwich de pavo y Edam, chocolate y agua, y entonces... llego la envidia.
Uno de mis compañeros de piso luce en un estante de la cocina un enorme embase de Kellog’s Special K Classic y se me ocurrió la idea de tomar yo también cereales. Sin más dilación rumbo del supermercado antes de darme cuenta estoy en la sección de cereales observando la gran variedad con un aire pensativo. En primer lugar si mi compañero come Special K yo no iba a ser menos, así que el espectro se redujo drásticamente. Después, entre la variedad de chocolate, chocolate con leche, frutas rojas, vainilla y frutas selectas, classic y yogur natural uno se decidió por el chocolate, porque está muy rico.

A la mañana siguiente me desperté emocionado rumbo a la cocina. Primero lleno el tazón de leche, la meto en el microondas, la saco abrasandome las manos y echo los cereales. Los pequeños trocitos de delicioso chocolate flotaban como cagadas de conejo, aunque no por mucho tiempo.
¡Oh, amargo destino! ¿Por qué juegas conmigo como si de tu títere me tratara? Esos trocitos de ambrosia no os engañéis, se hunden casi al instante hasta el fondo del bol y luego es muy complicado recuperarlos, más que arrastrándolos con la cuchara por la superficie del tazón. Y encima, para colmo, el embase son 300g que dicen deben durarte 10 raciones de 30 gramos. ¡Así no me extraña que no engordes un palmo!
Y hablando de la caja… es llamativa. En la parte frontal inferior dice “Luce tu bikini (que ya difícil veo lucirlo a estas fechas). Nuevo plan 15 días Special K. Diseñado con la ayuda de 1000 mujeres y fácil de personalizar”. Esto da a entender que en vez de dos o tres nutricionistas han preferido pedir la opinión a 1000 madres que son un poco de cualquier oficio: economistas, jueces, cocineras, nutricionistas, niñeras, choferes…

Podríamos quizá seguir hablando además sobre la promoción “Gana a tu propio asesor de imagen” o sobre el propio “Nuevo plan 15 días Special K”, pero entonces a lo mejor Kellog's me manda a sus sicarios (y es muy temprano y me aburro de teclear).

¡Ahora pruébalos tú mismo!

VALORACION: 4

viernes, 18 de septiembre de 2009

Comunicación no verbal I

Hoy estaba tranquilamente en el tren regresando a mi variopinto hogar tras una jornada ligera de facultad con un pie apoyado en el desocupado asiento frente a mí y “Comunicación no verbal” de Flora Davis, casi destartalado tras pasar desde 1971 hasta hoy en día por decenas de generaciones de estudiantes, en mis manos.
En la parada de Valdelasfuentes (Alcobendas) dos guardias de seguridad, uno de mediana edad y otro veinteañero, entraron a mi vagón. Al instante el joven sin ni siquiera mirarme un segundo con su dedo índice de la mano derecha mientras se dirigía al fondo hizo un movimiento hacia abajo en vertical y yo sin pensármelo al instante baje el pie del asiento.

Nos entendimos a la perfección en menos de un segundo.

Comunicación no verbal.